martes, 29 de junio de 2010

LA LUZ DE CUBA TIENE QUE SEGUIR INCANDESCENTE

Muchos latinoamericanos nacidos en el siglo pasado, en la década del cincuenta y que por razones múltiples nos encariñamos y solidarizamos con el pueblo cubano y su revolución, crecimos con la idea de que un mañana mejor y distinto sí era posible. Luego con los avatares de la historia muchos de esos latinoamericanos tuvimos que emigrar por disímiles causas a la vieja Europa, entre ellas, por intentar repetir en los países de origen, lo que los cubanos habían logrado en 1959. Muchos perdieron casa, bienes, seres queridos e incluso la vida en esas lides, otros aún guardan en su memoria las huellas imborrables de la tortura, la prisión y el crimen. Y uno que otro perdió en el largo y sinuoso camino de la historia la ilusión de la Utopía.

Fue así como miles de latinoamericanos conquistaron la vieja Europa, degustando vino tinto y empanadas al horno, al compás de cuecas y melancólicas milongas porteñas cantadas con voces sincréticas, entre llanto y risa, como una forma de olvidar la pena del exilio o la lejanía del terruño.

Con un ojo puesto en el mapa, focalizando el país de origen y con el otro, así de reojo, mirando el desarrollo de la revolución cubana, fuimos buscando cada uno un lugar donde alojar nuestras esperanzas y nuestros sueños. Ubi bene, ibi patria.[1]

La caída de la Unión Soviética y la derrota a escala mundial del llamado socialismo real, nos sorprendió a muchos en paños menores y en la alborada de un nuevo amanecer de ríos de leche y miel en Centroamérica.

Cuba navegaba ahora sola, en un mar revuelto de confusiones y dudas. En lo alto de su mástil una luz, débil y tenue, brillaba como estrella en la oscurana de ideas y teorías.

Mientras la nave martiana conducida por su timonel mayor salvaba escollos económicos a granel, un tal Fukujama, pletórico de ideas y soberbia, nos hablaba del fin de la historia.

Pocos meses antes del derrumbamiento definitivo de la Unión Soviética contemplamos atónitos y con la boca abierta frente a las pantallas de nuestros televisores como miles de soviéticos esperaban impacientes en la plaza Puschkin de Moscú la apertura del primer fast food restaurante McDonald. Sería el más grande del mundo. Anonadados quedamos, no por razones moralistas o fundamentalismos ortodoxos, sino por lo simbólico de los hechos.

Pero todo esto ocurría a miles de kilómetros del Gran Caribe y jamás se nos habría pasado, ni siquiera un tantito así, por la mente que algo semejante pudiera llegar a suceder en nuestra bella, querida y respetada Cuba socialista.

Si los soviéticos en noviembre de 1991, representados de facto por Boris Jelsin, se habían farreado la gloriosa revolución de octubre de Lenin, el pueblo cubano jamás permitiría algo parecido, afirmábamos con convicción militante.

Así pensábamos hasta que un día, el 17 de noviembre del año 2005, catorce años más tarde, el Comandante en Jefe de la revolución cubana nos invitó a todos a la reflexión, cubanos y no cubanos, cuando preguntó a los estudiantes reunidos en el Aula Magna de la Universidad de la Habana:

“...¿Es que las revoluciones están llamadas a derrumbarse, o es que los hombres pueden hacer que las revoluciones se derrumben? ¿Pueden o no impedir los hombres, puede o no impedir la sociedad que las revoluciones se derrumben? Podía añadirles una pregunta de inmediato. ¿Creen ustedes que este proceso revolucionario, socialista, puede o no derrumbarse? ¿Lo han pensado alguna vez? ¿Lo pensaron en profundidad?...”

A decir verdad,¡nunca!

Cuba, la esperanza

En el mundo capitalista, pese a la guerra mediática contra Cuba, existen muchos hombres y mujeres, que sin identificarse ideológicamente con el proceso revolucionario cubano, sienten verdadera admiración y respeto por la lucha del pueblo cubano y su desarrollo integral.

Muchos de estos admiradores desconocen los entuertos insulares y la intríngulis revolucionaria en Cuba y por ello, son proclives a delimitar la continuación del proceso revolucionario a los años de vida del Comandante en Jefe Fidel Castro, en particular, y en general, a la generación de cubanos de la vieja guardia revolucionaria.

Quienes piensan así, obviamente se preguntan:¿Qué pasará después de su muerte? ¿Se desmoronará la revolución como un castillo de naipes? ¿Será el pueblo cubano capaz de resistir las agresiones futuras del imperialismo norteamericano? ¿Se dejará seducir el pueblo cubano con las tentaciones materiales del capitalismo?¿Podrá el hombre nuevo en Cuba impedir que la revolución se derrumbe? ¿Existe el hombre nuevo en Cuba? ¿O se trata más bien, de una construcción teórica, utópica, romántica y anacrónica? ¿Un artilugio ideológico?

Ahora bien, desde la lejanía y con el romanticismo ancestral revolucionario heredado, viendo vía satélite un documental de Cubavisión Internacional donde una joven mulata ensayaba al violín el concierto opus 61 de Beethoven en un solar de la Habana entre sábanas blancas tendidas al sol y un auditorio informal de hombres, mujeres y niños del barrio, pienso en la América pobre, mestiza, india, cobriza y negra que bien conozco, entonces confirmo, una vez más, mis fundadas sospechas que en la mayor de las islas del Caribe existe una sociedad nueva y distinta al resto. De lo contrario, difícil sería explicar la existencia misma de la revolución, sus éxitos, sus logros y avances en todos las esferas de la sociedad, en un marco de condiciones geopolíticas y económicas adversas impuestas por el imperialismo norteamericano. Una sociedad de “viejo estilo” no resistiría por mucho tiempo el embate violento del imperialismo.

El resultado concluyente de análisis superficiales, acústicos, capciosos y tendenciosos de muchos medios de comunicación, organizaciones internacionales y la mafia de Miami invita a pensar que los cubanos estarían solo a la espera de la Hora Cero, dado que en Cuba “todo va de mal en peor”. Para su disgusto y desengaño, la vida en Cuba continua su curso normal y el Comandante recupera su salud cada día que pasa. ¡Nunc est bibendum Fidel ![2]

La Revolución cubana es sin lugar a duda el evento histórico latinoamericano que ha provocado y que sigue provocando los sentimientos más encontrados a nivel mundial.

El exilio anticubano radicado en Miami se ha encargado a nivel continental y global de desacreditar el proceso revolucionario. La mafia cubano-americana con la ayuda de los gobiernos de turno de los Estados Unidos ha difamado, saboteado y torpedeado con ataques terroristas la revolución cubana, hecho que no tiene parangón alguno en Latinoamérica y en el resto del mundo. Cuba es, después del triunfo de la revolución en 1959, el país más vilipendiado de la historia latinoamericana.

Las notables conquistas sociales de la revolución son menospreciadas y en el mejor de los casos, desvalorizadas. Debido a una especie de amnesia colectiva y muy selectiva se olvida que Cuba era considerada antes del triunfo de la revolución como el gran burdel de la mafia norteamericana y que padecía de todos los males endémicos de una sociedad pobre y explotada. Se pretende echar al baúl del olvido el ejemplo histórico de justicia social que la revolución cubana ha dado al llamado Tercer Mundo. Por ejemplo, Cuba es el único país pobre en el mundo en haberse liberado de la miseria a pesar del feroz e inhumano bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno norteamericano desde 1962.

En Estados Unidos y en Europa la mayoría de las noticias relacionadas con Cuba son negativas. Los prejuicios que un turista típico[3] europeo pudiera guardar en su mente contra Cuba son producto muchas veces de la desinformación y no corresponden a la realidad del país.

Aunque tenemos que reconocer que en los núcleos turísticos importantes como Varadero, la Habana Vieja, Trinidad, Santiago de Cuba de vez en cuando nos encontramos a hombres y mujeres, que estilando modelos de comportamiento otrora comunes en la Cuba machadista y bastistiana, piden limosna u ofrecen otra clase de servicios a los turistas.

Cuadro social que induce, obviamente, a confirmar los prejuicios preconcebidos de antemano en la vieja Europa.

Se oculta al mundo los niveles de justicia social alcanzados: la tasa de analfabetismo según CEPAL [4]en el año 2002 para América Latina era de un 11,7% y de 0,2% para Cuba. La tasa de mortalidad infantil de 32 por mil para América Latina y de 6,2

por mil en Cuba. La esperanza de vida al nacer es de 70 años para América Latina y de 76 años para los cubanos. La tasa de escolarización en la educación primaria (hasta los 11 años) es de un 92% para el continente latinoamericano y de un 100% para Cuba. La tasa de escolarización en la secundaria (hasta los 14 años) es de un 52% para América Latina y de un 99,7% en Cuba. Un 76% de los niños latinoamericanos alcanzan el nivel del colegio mientras que un 100% de los cubanos lo alcanzan. El número de médicos para 100 000 habitantes es de 160 para América Latina y de 590 para Cuba.

En 2007 solamente Argentina (0,866) y Uruguay (0,865) alcanzaron en Latinoamérica un Índice de Desarrollo Humano (IDH) mayor que el de Cuba (0,863), el cual es similar a los de los países más desarrollados. El IDH de los Estados Unidos durante ese año fue de 0,956 y el de Alemania 0, 947.

El IDH está definido como un proceso por medio del cual una sociedad mejora las condiciones de vida de sus ciudadanos a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias, y de la creación de un entorno en el que se respeten los derechos humanos de todos ellos. El IDH puede considerarse como un índice de valoración de la calidad de vida de una sociedad determinada.

A nivel de la salud pública se oculta que Cuba dispone del mejor sistema de salud de América latina y del Tercer Mundo. En el hemisferio americano, solo Canadá tiene una tasa de mortalidad infantil inferior a la de Cuba.

Cuba dispone de dos veces más médicos que Inglaterra para una población cuatro veces inferior. La única vacuna contra la Meningitis cerebro-espinal B, reconocida por la Organización Mundial de la Salud es un descubrimiento cubano. Es la única vacuna de este tipo en el mundo. Cuba alberga el 2% de la población latinoamericana pero el 11% de sus científicos.

Todas estas conquistas sociales, inconcebibles para un país del tercer Mundo –

pobre y bloqueado por la primera potencia mundial – son ignoradas de manera descarada por la mayor parte de la prensa occidental. Ahora bien, a la chita callando, se organiza y sistematiza la fuga de cerebros y talentos.

Por el contrario, los mismos medios de comunicación guardan un silencio sepulcral cuando se trata de resaltar los triunfos de la revolución. No se habla ni se escribe que la indigencia no existe más en Cuba y que la mayoría del pueblo cubano vive y disfruta- modestamente- de su trabajo cotidiano. Esta realidad social, objetiva, verificable y por lo demás medible, podría comprobarla cualquier turista que tenga el propósito y la voluntad de conocer Cuba y su gente desde Pinar del Río hasta la Punta de Maisí.

Pese a todos estos incuestionables logros y avances de la revolución socialista aún persisten muchas deficiencias y problemas, cosas que por lo demás no son una caracteristica particular de Cuba, sino que son expresiones socio-económicas propias de una sociedad socialista en desarrollo, boicoteada y azotada cada año- y con mayor- frecuencia por las fuerzas de la naturaleza y por la repercusiones de los ciclones económico-financieros originados por la crisis estructural del capitalismo mundial.

Cuba tiene que enfrentar todas estas dificultades económicas con los pocos recursos naturales y financieros con que cuenta, el futuro cercano está plagado de inciertos entuertos y el gobierno cubano está obligado a reducir los gastos fiscales y aplicar políticas necesarias de ahorro.

Pero Cuba cuenta con el recurso humano y su riqueza espiritual para seguir avanzando por los derroteros que conducirán hacia el comunismo. Esa es nuestra convicción.

¿Obama, un negro futuro para Cuba y Latinoamérica?

La elección de Obama como el primer presidente negro de la primera potencia del mundo despertó en muchos sectores políticos del mundo grandes expectativas e incluso hubo quienes pensaron en un cambio radical en la política de los Estados Unidos en relación a Cuba y Latinoamérica. Es preciso refrescar la memoria y recordar que fue precisamente durante la administración de John F.Kennedy, otro demócrata carismático, que el gobierno estadounidense lanzó una especie de “Plan Marshall” para Latinoamérica conocido como la “Alianza para el Progreso”(APP). Este plan político-económico vio la luz el 13 de marzo de 1961 y el 16 de abril, el gobierno de Kennedy apoyó la invasión de Bahía de Cochinos. La APP serviría como instrumento de contrainsurgencia para evitar las revoluciones populares al estilo de la revolución cubana. En este sentido, la Alianza para el Progreso fue más bien una Alianza para el retroceso como lo indicaran los análisis de la CEPAL de aquellos días: en el periodo de 1950-1955 la tasa de producción por habitante aumentó anualmente en un 2%, disminuyó en un 1,8 % anual en los años comprendidos entre 1955-1960 y desde que se puso en marcha el plan de desarrollo APP la tasa se redujo a un promedio de 1,3 % anual entre 1961-1966.

Tanto John F. Kennedy como Barack Obama han hablado muy fino, con elegancia y elocuencia digna de los mejores oradores de la antigua Roma, combinando la prosodia con la sintaxis con maestría y habilidad, prometiendo con vehemencia poner fin a las guerras en sus respectivas vorágines electoreras.

Comprobado está que fue durante la administración Kennedy que se llevó a cabo una de las más grandes carreras armamenticias en tiempo de paz en los Estados Unidos. Vietnam y el sudoeste asiático fueron también teatro de operaciones donde JFK estampó su sello bélico.

Obama por su parte ha prometido mucho y cumplido poco. La guerra del Irak se intensifica, el conflicto de Afganistán se agudiza, Guantánamo se posterga y el bloqueo contra Cuba continúa sangrando al pueblo cubano. El bloqueo no es más que la continuación de la guerra contrarrevolucionaria imperialista por otros medios. Por todos estos méritos guerreristas el presidente Obama ha sido galardonado con el premio nobel de la paz. ¡Vaya ironía de la vida!

La instalación de las bases militares en Colombia y el golpe militar en Honduras han sido aprobados durante la administración Obama.

Las bases militares en Colombia presagian conflictos bélicos en Latinoamérica. Venezuela, Ecuador y Bolivia representan objetivos político-militares en la estrategia contrarrevolucionaria del gobierno de los Estados Unidos. Todo parece indicar que con la llegada del primer presidente afro-americano a la Casa Blanca, el futuro que nos espera en Cuba y Latinoamérica seguirá siendo tan oscuro e incierto, tal como si de un presidente de origen anglo-sajón se tratara. El odio visceral contra Cuba es un asunto ideológico y de intereses geopolíticos de los sectores más recalcitrantes del establishment político-económico de los Estados Unidos y no depende de la cantidad de melanina en la piel del presidente estadounidense de turno.

El capitalismo devorador de recursos

La revolución industrial que se originó en Inglaterra a mediados del siglo XVII y luego se extendió por toda Europa dando origen al modo de producción capitalista vigente hasta nuestros días. Es decir, el capitalismo en el transcurso de casi 260 años se ha expandido a nivel planetario como modelo de desarrollo y de producción. Los efectos de la explotación incontrolada de los recursos naturales no renovables y del comportamiento depredador de la sociedad de consumo, han conducido a la humanidad a una encrucijada existencial. Los efectos negativos de la híper y acelerada industrialización en términos climáticos es una amenazante realidad.

A decir de los especialistas en cuestiones climáticas y del medio ambiente la cuenta reversiva ha comenzado ya. Quiere decir esto, que de continuar las cosas así, la extinción de varias especies animales, entre ellas el homo sapiens, y la desaparición -por inundaciones fluviales o marítimas- de grandes extensiones de tierra es una cruda, amarga y triste realidad. ¡Saludos de Copenhague!

La responsabilidad histórica es de todos, pero ante todo de las sociedades capitalistas altamente desarrolladas con los Estados Unidos a la cabeza, las que consumen desde décadas la mayor parte de los recursos naturales no renovables del planeta.

El capitalismo como proceso materialista histórico y dialéctico se niega a si mismo, pero al mismo tiempo niega también la existencia del planeta tierra y por lo tanto del ser humano.

Como ya lo expresó sabiamente Evo Morales, no es la Pacha mama la que necesita al hombre, sino todo lo contrario!

La alternativa fallida

El desarrollo del socialismo y su consolidación, tomando el ejemplo de la Unión Soviética, resultó más complejo y más difícil de lo que esperábamos.

Habiendo existido durante muchos años, excluyendo el “comunismo de guerra” de principios de la revolución y la Gran Guerra Patria, períodos de paz relativa, donde la sociedad soviética estuvo en condiciones de asegurarse plenamente comida, bebida, vivienda y ropa de adecuada calidad y en suficiente cantidad, conditio sine qua non, según el pensamiento marxista para la verdadera liberación de los hombres, nos resulta difícil comprender en profundidad las causas concomitantes que condujeron a que la sociedad soviética no actuara decididamente a fin de evitar el derrumbe de su gloriosa revolución. El proyecto socialista soviético duró setenta años los cuales obviamente no fueron los suficientes como para crear las condiciones subjetivas y objetivas que garantizaran la continuidad del desarrollo integral de la sociedad soviética y por lo tanto de su gestor principal, es decir, el homo novus sovieticus. Habrá que preguntarse sí en efecto en la Unión Soviética la riqueza espiritual de los ciudadanos soviéticos estaba en correspondencia con la riqueza de sus relaciones productivas reales. ¿En qué etapa de desarrollo real se encontraba el modo de producción soviético? ¿Cuál era la ideología real dominante en la sociedad? ¿Hasta qué punto el pueblo soviético había transformado conscientemente la ideología feudal-burguesa heredada?

Se dice que Yegor Gaidar fallecido recientemente, ministro de economía y cuadro del PCUS en la época de cambios de Boris Jelsin, fue uno de los artífices de las reformas liberales que revirtieron la revolución de octubre. Así como Gaidar, muchos otros “camaradas” permanecieron en capullos, aguardando en silencio el momento en que los cantos de sirena del capitalismo se hicieron más melosos, más seductores, más insistentes y se transformaron por un proceso de acelerada metamorfosis político-ideológica en los nuevos magnates rusos.

La contrarrevolución de Jelsin y las reformas económicas de carácter capitalista lograron en poco tiempo re-establecer el capitalismo y de hecho echar por la borda un paradigma alternativo al capitalismo. Con esta clase de capullos reformadores” no se hacen ni se defienden las revoluciones. La lección histórica es, por lo tanto, que NO todas las reformas, cualesquiera que sean, conducen automáticamente a la consolidación del socialismo.

Ya lo dijo Marx en sus comentarios acerca de la contrarrevolución de la burguesía prusiana en marzo de 1848 que las enfermedades secundarias son más difíciles de curar y a la vez destruyen más el organismo que la enfermedad inicial. Las reformas de Jelsin no tenían como objetivo la consolidación y fortalecimiento del socialismo en la Unión Soviética, sino del renacimiento en Rusia de la sociedad que había muerto en Moscú en 1917.

Los cantos y cuentos de sirena de la sociedad de consumo

La guerra ideológica-mediática del capitalismo a la que está sometida la psiquis humana es permanente. Los cantos y cuentos modernos de sirena del capitalismo llegan a TODOS los hogares a través de los medios de comunicación. Miles de antenas parabólicas brotan como setas metálicas en las chabolas de cartón de los barrios pobres de América Latina, Asia y África, lugares donde la casa, escuela y alimentación no son un derecho del ciudadano, sino un artículo de lujo.

Por esta vía televisiva se invita a niños, jóvenes y adultos a creer en el sueño americano y a emular el american way of life. La manipulación psicológica por medio de mensajes subliminales de publicidad induce a la creación de formas de comportamiento irracionales de consumo.

Es precisamente en el terreno de las relaciones mercantiles donde el bombardeo ideológico alcanza su máxima expresión. La “libertad de poder comprar” en el capitalismo, aparte de ser caballo troyano, es un espejismo, una entelequia, una carnada, una artimaña comercial.

El eslogan publicitario de la cadena alemana de almacenes de artículos electrodomésticos más grande en Europa “Media Markt” reza: Yo no soy tonto[5](...compro en Media Markt), el de Eurocard “Bienvenido a la vida”[6] , el de DM (Droguerías) “Aquí soy humano, por eso compro aquí”[7] o el de Visa “Me tomo la libertad”[8], son solo un ejemplo de la simpleza de los instrumentos de enajenación de la sociedad de consumo. Primitivos o ridículos algunas veces, pero casi siempre efectivos.

El capitalismo necesita precisamente eso, consumidores sumisos, bobos, fáciles de seducir y engañar. Sólo así puede funcionar el sistema. ¡Hay que crear el homo consumensis!

Frente a este proceso sistemático de enajenación de la mente humana que llevan a cabo los medios de comunicación del capitalismo, ¿cuáles son los recursos conque cuenta una sociedad socialista, como la cubana, para contrarrestar estos mecanismos ideológicos de dominación?

¡Conciencia individual y colectiva, cultura individual y colectiva, moral revolucionaria individual y colectiva y un piélago de valores humanos de nuevo estilo!

En una sociedad nueva y revolucionada donde lo que se pretende, entre otras cosas, es la creación de valores nuevos y paradigmas de relaciones sociales diferentes, es importante y vital que la praxis revolucionaria de que nos habla Marx en su crítica a las tesis de Feuerbach sea coherente con la teoría revolucionaria, además auténtica, transparente y democrática.

El vehículo para acceder a esta nueva sociedad es la cultura, es decir, un proceso de educación y auto-educación continuo, generado y planificado por el estado y que tiene como objetivo fomentar a nivel colectivo los conocimientos científicos y la creación de nuevos valores y conceptos que no se basan ni en la explotación del hombre por el hombre, ni en la explotación salvaje e irresponsable del planeta, sino en la utilización de los recursos humanos y naturales en función de una sociedad exenta de clases antagónicas.

Socialismo es cultura, barbarie la antípoda.

De allí que la formación y educación del “hombre nuevo socialista” sea por lo tanto otra gran tarea de la revolución socialista. No se trata pues, solamente de satisfacer las necesidades materiales del hombre y esperar a que los nuevos hombres nazcan y se desarrollen de manera espontánea, casual y aleatoria.

Tampoco se trata mucho menos de emular el estilo de vida capitalista. El “bienestar social capitalista se afinca en el egoísmo y en el individualismo, en el deseo de “bien tener más cosas materiales no indispensables para la vida a costa de LO-QUE-SEA necesario.

Entonces a modo de conclusión, podríamos preguntarnos apoyándonos en la reflexión del Comandante en Jefe Fidel Castro: ¿Podrán o no impedir los hombres (nuevos cubanos), podrá o no impedir la sociedad socialista cubana que su revolución se derrumbe?

Hay muchos problemas en Cuba, nadie niega este hecho, pero si Cuba es ejemplo y esperanza para los pueblos pobres del mundo, es porque ha sabido demostrar y allí están los números y las estadísticas para que lo comprueben los incrédulos o los interesados, que Cuba es una nación altamente culta, preparada y bien informada, que ha sabido compartir lo poco y lo mucho que tiene con otros pueblos. No existe pueblo más solidario, más fraterno y desinteresado en el planeta que la República Socialista de Cuba, que sin mayores recursos naturales y a pesar del criminal bloqueo económico-financiero ha logrado mantenerse en pie, digna y soberana durante más de 50 años.

Cuba no está sola, miles de hombres y mujeres luchan en todo el mundo contra la barbarie del capitalismo. La luz de Cuba tiene que seguir incandescente alumbrando la oscurana.

Et lux in tenebris Lucet

Roberto Herrera 28.12.2009

Artículo publicado en www.rebelion.org



[1] Donde me siento bien, ésa es mi patria

[2] A tu salud brindamos Fidel

[3] Turista típico: Aquel viajero cuyo único interés es gozar de vacaciones en la playa y otros centros turísticos

[4] CEPAL: Comisión Económica para América Latina

[5] En alemán: Ich bin doch nicht blöd

[6] En alemán: Willkommen im Leben

[7] En alemán: Hier bin ich Mensch, hier kauf' ich ein

[8] En alemán: Die Freiheit nehme ich mir

No hay comentarios:

Publicar un comentario