domingo, 3 de octubre de 2010

CUANDO EL TODO NO ES MAYOR QUE LA SUMA DE SUS PARTES

El tres de octubre de 1990 es una fecha histórica en los anales de la República Federal de Alemania (RFA). Este día se celebra, al menos oficialmente, la reunificación de Alemania. Es el único día festivo determinado por ley federal.

Fiesta nacional, conocida como “el día de la unidad alemana”, decretada de acuerdo al artículo 2 del contrato de unidad firmado por el Ministro del Interior de la RFA, Wolfgang Schäuble y el Secretario de Estado de la República Democrática Alemana (RDA), Günther Krause el 31 de agosto de 1990.

La “reunificación de Alemania” fue el resultado de un proceso de negociaciones y acuerdos establecidos de acuerdo al artículo 23 de la Constitución Política de la RFA y que regulan jurídicamente la unión económica, social y monetaria entre ambas partes.

Se evitó a toda costa, que los ciudadanos alemanes orientales tuvieran el sentimiento que su nación había sido absorbida por la poderosa hermana. Absorción e integración tenían un sabor a derrota y lo que se trataba era crear un sentimiento de reconciliación y suma de fuerzas. Incluso el famoso jugador de fútbol alemán, Franz Beckenbauer se atrevió a anunciar, que a partir de ahora, Alemania sería la potencia mundial del fútbol. ¡Cuán equivocado estaba!

Todo quedó muy bien atado jurídicamente en el contrato. Todo.

El artículo 29, párrafo (1) que se refiere a las relaciones comerciales bilaterales contraídas por la RDA. Garantiza la continuidad de los compromisos y el desarrollo de las relaciones comerciales. Sin embargo, las relaciones comerciales con la República Socialista de Cuba fueron interrumpidas ipso facto, irrespetando así los compromisos bilaterales. ¿Por qué?

Porque el mismo artículo, párrafo (2) dice que el gobierno federal se pondrá de acuerdo con los correspondientes órganos de la Comunidad Europea, para decidir acerca de los casos excepcionales en las relaciones comerciales internacionales. El bloqueo comercial norteamericano que pesa sobre Cuba, tuvo más peso que cualquier compromiso oficial.

La sutil discriminación a que se ven sometidos los orientales (“Ossis”) por los occidentales (“Wessis”) se percibe, entre otras cosas, a nivel lingüístico. A menudo son objeto de burla o rechazo por su vocabulario y acento sajón. Por otra parte, la hostilidad latente de ciertos sectores de la sociedad alemana hacia los alemanes orientales, sumado a los prejuicios con respecto a su espíritu laboral y estigmas reinantes, donde los orientales son presentados como “pasotas”, generan un clima socio-emocional desfavorable, que dificulta que los alemanes del este se sientan parte integral de la sociedad. A nivel económico es importante señalar que los salarios per cápita son más bajos en la parte oriental y que la cifra de desempleo es mayor que en el occidente.

Hoy por hoy, la unidad del pueblo alemán es una fatamorgana socio-cultural-económica. Las diferencias entre las dos partes son reales y pasarán muchos años hasta que el efecto sinérgico global, transforme a la sociedad alemana en un todo social, económico y monetario mayor que la suma de sus partes.


Roberto Herrera 03.10.2010

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