lunes, 13 de diciembre de 2010

LA VIRTUD Y EL VICIO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION

El término virtud designa la capacidad o facultad inherente de un individuo, animal o cualquier cosa, y por vicio, debe de entenderse aquí, la falta de rectitud o defecto moral en las acciones del ser humano. El concepto de virtud, desde el punto de vista filosófico y limitado solamente al que hacer humano, puede expresar la capacidad o excelencia del hombre en el ámbito moral. El cálculo utilitario, entendido éste como una variante especifica de la virtud humana, es la actitud racional que nos conduce a actuar, vivir y conservar nuestra existencia, guiándonos según el principio de buscar y encontrar la propia utilidad o satisfacción individual. Este pensamiento filosófico ha tenido sus matices, interpretaciones y falsificaciones a lo largo de la historia, pasando por el epicureísmo, el hedonismo, el utilitarismo económico de Thomas Malthus y David Ricardo hasta llegar al liberalismo moderno.

El ciudadano común y silvestre, pero además pensante, se pregunta muchas veces, y con mucha razón, cual es el beneficio o ganancia individual de tal o cual gestión política o social. ¿Cuáles son las consecuencias mediatas e inmediatas en la vida real de la gente? ¿Hasta qué punto influye el hecho de enterarse que Sarkozy es impulsivo y autoritario o que Berlusconi es un follador empedernido? Pienso que muy poco o casi nada.

¿A quién le puede interesar el comentario a posteriori y en privado de Hilary Clinton en relación a Christina Fernández de Kirchner? o viceversa ¿O piensan ustedes que Christina no tiene su opinión personal con respecto a Hilaria? De hilaridades diplomáticas está lleno el festejo internacional.
A raíz de los últimos sucesos en el mundo periodístico cibernético, relacionados con los “documentos secretos del Departamento de Estado” publicados por WikiLeaks, ha quedado en evidencia una vez más, lo que significa el poder imperial de los Estados Unidos y el mercadeo de la noticia.

Por una parte, argumentan los expertos en comunicación, el carácter y contenido de la información publicada no es estratégico. Es decir, no se han revelado datos militares que amenacen la seguridad nacional de los Estados Unidos o de sus aliados de la OTAN. Sin embargo, el cerco político-social-económico-informativo tendido contra Julian Assange, vocero de la plataforma informativa WikiLeaks, no está en relación con la “peligrosidad” de la “actividad subversiva” de Assange. Además, no es la primera vez que se filtran “deslices diplomáticos” o cosas más graves como los antecedentes de la guerra de Viet Nam , la participación de la administración Nixon/Kissinger en el golpe militar contra Allende o la guerra sucia contra Nicaragua y muchas historias más, todas dignas de guiones cinematográficos de Hollywood. Según dicen, hubo un político norteamericano durante la administración de Franklin D. Roosevelt, que se refirió al General Anastasio Somoza con la expresión poco sutil y fina de: "Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Probablemente la indiscreción “filtrada”, además de corresponder a una situación geopolítica verídica, me refiero a lo de “nuestro hijo de puta”, probablemente fue noticia en su época y a lo mejor causó risa en el mundo entero y un aumento en las ventas de los periódicos.

Los que están haciendo negocio redondo con los famosos “cables secretos” son los medios informativos en todo el mundo. Algunos rotativos de renombre y caché mundial, los presentan diariamente en primera plana con lujos y detalles, mientras que al mismo tiempo, se acusa a Julian Assange de presuntos delitos cometidos. La virtud de la prensa conservadora, liberal, sensacionalista y pro norteamericana es obtener el máximo beneficio con el menor esfuerzo y la asimetría en la información periodística es su peor vicio.

El caso WikiLeaks no es nada nuevo, pero a lo mejor la guerra cibernética sí lo es.


Roberto Herrera(Robi Loh) 13.12.2010

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