domingo, 23 de enero de 2011

CUANDO LAS BARBAS DE TU VECINO VEAS ARDER, PON LAS TUYAS A REMOJAR

A raíz de la promulgación de la ley habilitante en Venezuela, aprobada en diciembre del año pasado por la asamblea nacional de la República Bolivariana, la prensa nacional e internacional, tanto la seria como la sensacionalista, ha desatado una vez más una campaña mediática, despotricando contra el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, acusándolo de seguir un rumbo totalitario y establecer las bases constitucionales para implantar una dictadura comunista; azuzando por esta vía la contrarrevolución y tratando de aislar internacionalmente al gobierno con estos ridículos bulos.

El buen periodismo exige de los articulistas y reporteros de prensa una información más exhaustiva sobre las razones que motivaron al Presidente para solicitar a la asamblea nacional estos poderes excepcionales y especialmente, acerca del contenido de la ley y su limitación en el tiempo, además, dar a conocer otros datos importantes como el marco jurídico, las dimensiones y los beneficios de la ley, de tal manera que el lectorado pueda estar informado integralmente. Por ejemplo, ¿Por qué no se informa que no es la primera vez que en Venezuela se promulga este tipo de ley? Incluso antes de la llegada de Hugo Chávez a Miraflores en el periodo de vigencia de la constitución de 1961 (1961-1998) se promulgaron varias leyes habilitantes, sin que este hecho haya desatado una histeria colectiva y miedos atávicos anticomunistas.

¿Qué es una Ley Habilitante?
Sencillamente una ley con carácter especial, que faculta al Presidente de la República para dictar decretos-leyes en las materias que solicite, siempre en los marcos establecidos por la legislación, sin recurrir a instancias jurídicas de debate y aprobación, lo que prolongaría su promulgación. Es decir, que se trata de medidas jurídicas extraordinarias, comprendidas en el marco de la constitución política vigentes y que se toman en situaciones extraordinarias, como en casos de catástrofes naturales o en tiempos de crisis.

Con motivo de los estragos del huracán Katrina, que azotó violentamente las costas de los Estados Unidos en el 2005, destruyendo sobre todo la ciudad de Nueva Orleans, se produjo una situación caótica y alarmante dentro de la población civil que desembocó en violencia y vandalismo. Frente a dicha situación, el otrora tristemente célebre Presidente Busch hijo, hizo uso de la ley marcial que lo autorizó ordenar la intervención de las fuerzas armadas. También en Chile, después del terremoto en el 2010, el presidente de la nación, Sebastián Piñera, recurrió a esta medida cuando el vandalismo y la violencia se apoderaron de la ciudad de Concepción.

En varias situaciones históricas, el Presidente de turno de los Estados Unidos ha recibido, en virtud de la carta magna, plenos poderes para gobernar. Esta atribución presidencial tiene su origen en el siglo XVIII y está plasmada desde entonces en la constitución norteamericana. Su principal característica es la absoluta concentración de los poderes y facultades en el ejecutivo o en el Presidente o Jefe de Estado, lo que significa que la persona del presidente o una de estas instituciones, centraliza todos los poderes o funciones del Estado. Es así, como durante la primera y segunda guerra mundial el Presidente norteamericano de turno recibió plenos poderes. No obstante, a ningún periódico de la época ni a ningún ciudadano del mundo, le pasó por la mente la posibilidad de un derrotero dictatorial en los Estados Unidos.

Benito Pérez Galdós, además de ser un gran novelista y dramaturgo, trabajó un tiempo como articulista. En esa profesión se destacó por su lucidez y por el apego de sus escritos a los aspectos de la realidad política cotidiana, que muchas veces los periodistas rehúyen abordar, consciente o inconscientemente, con premeditación o por negligencia. En todo caso, a los reporteros que se afanan en demonizar la revolución bolivariana, les quiero recordar lo que escribiera Benito Pérez Galdós en su novela De Oñate a la granja: “…Pues ahora... cuando las barbas de tu vecino veas arder...Sí, señor: ya... ya he puesto las mías de remojo...”


Roberto Herrera 23.01.2011

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