lunes, 2 de mayo de 2011

La construcción del socialismo y su destrucción son al parecer una cuestión divina

A pesar de los múltiples casos de pederastia y pedofilia en la curia a nivel mundial, que han mellado la moral cristiana y dañado la imagen de la institución eclesiástica, Su Santidad, Papa Benedicto XVI, está demostrando sus excelentes cualidades de mánager. La gestión empresarial de Benedicto XVI en el Vaticano, está acorde a los tiempos modernos, en los que la eficacia y eficiencia, tienen una repercusión importante en los procesos productivos. En el caso particular de la producción de santos y beatos, el Papa ha sido eficaz en la utilización de los recursos humanos con que dispone y eficiente en el logro de los objetivos. La rápida beatificación del Papa Juan Pablo II es una muestra de ello. Uno de los grandes méritos del Santo in spe, Wojtyla, según los especialistas en los asuntos internos del Vaticano, es el de haber contribuido de manera decisiva en la derrota del socialismo del siglo XX.

Según los cánones de la Iglesia Católica, Beato es nombrado sólo aquel Siervo de Dios, que habiendo alcanzado el rango de Venerable, haya realizado en vida como mínimo un milagro, el cual será verificado previamente por una comisión ad hoc después de su muerte. Sí la debacle de la Unión Soviética y el campo socialista se debió al milagro de Karol Józef Wojtyla, entonces todos los esfuerzos realizados por sociólogos, historiadores y marxistas-leninistas en encontrar las causas de la derrota fueron en vano, puesto que la respuesta se encuentra en los misterios de la fe cristiana. Ya veremos cuál será el milagro que tendrá que realizar el beato Juan Pablo II post mortem, para reunir las condiciones para su canonización.

El Presidente Hugo Chávez Frías, en la arenga pronunciada el 1 de mayo del año en curso, comentó emocionado que con la ayuda de Dios construiremos el socialismo. A lo mejor resulta que después de todo, si nos portamos bien, respetamos las fiestas de guardar y nos olvidamos de Marx, Engels, Lenin et al. logramos el apoyo divino. Sólo nos faltaría pues, un milagrito del nuevo beato, para salvar las dificultades en la construcción del socialismo del siglo XXI. Así que ya sabemos cuál es el camino a seguir: a trabajar todo el mundo con eficacia y eficiencia, requisitos esenciales para incrementar la productividad y a orar con devoción en las horas libres.

Planteadas así las cosas, resulta entonces que el materialismo histórico y dialéctico ha resultado ser parte integral de la obra de Dios, es decir Opus Dei.

Roberto Herrera 02.05.2011

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