jueves, 7 de junio de 2012

De croquetas, raquetas, raclettes con ratatouille y más reclutas


                                                                    

La temporada pre-veraniega europea actual se ha caracterizado por el fenómeno de la crisis bancaria y la colosal deuda de Rodas y demás islas, así como del resto de la Grecia continental y de la península ibérica. Tres economías de la zona €uro con tres selecciones de fútbol bien equipadas y entrenadas, alguna de ellas, como la española, con un plantel potente y de lujo. Por lo general, el ambiente pre-veraniego europeo viene siempre acompañado de mucho deporte, en el que se destaca la fase final del campeonato de la liga europea de campeones, que concentra en los equipos nacionales a la crème de la crème del fútbol internacional. Sin embargo, el campeonato de fútbol europeo está bajo la sombra de la poderosa y selecta Champions League, el verdadero Olimpo de los Dioses del fútbol. Sin lugar a dudas, la Champions League, representa hoy en día la expresión más sublime del sistema capitalista a nivel de beneficios e inversiones a nivel deportivo. Países como Grecia, Portugal, Irlanda y la misma España con gravísimos problemas de pago de la deuda, altos niveles de desempleo y recortes presupuestarios socio-culturales que afectan a las grandes mayorías populares, se dan el lujo de financiar los costos elevadísimos de sus respectivas selecciones de fútbol. Los paquetes de rescate financiero propuestos por las economías líderes de la Unión Europea no están dirigidos a incentivar la producción y la creación de nuevos puestos de trabajo, sino que precisamente para pagar la deuda. Es decir, que las economías nacionales débiles difícilmente podrán romper por sí mismas el círculo vicioso préstamo-deuda. Según el presidente del banco español Santander, Emilio Botín, los bancos españoles necesitarían una inversión de capital alrededor de los 40 mil millones de €uros, para poder sanear sus balances financieros. Así de inmenso es el botín del capitalismo financiero.

Las protestas populares de ocupas e indignados fueron noticia de primera plana hasta que comenzó la etapa final de la Champions League. La tragedia verdadera que viven diariamente los desempleados griegos, españoles, portugueses y en general la clase trabajadora en la €uro-zona, quedó opacada por las tragedias del Real Madrid, el Barça y el Bayern de Múnich en la copa europea. Los torneos de tenis en tierra batida de Montecarlo, Roma, la tierra azul de Madrid, que nos hizo recordar que por las venas de los nobles europeos corre tinta royal azul y por último, la legendaria tierra roja del Open de Paris, el renombrado Roland Garros, han servido de Amuse-Gueule del banquete deportivo que se le ofrecerá al público vidente y televidente. De acuerdo, tenis no tiene la popularidad del fútbol, pero hay que ser ciego para no darse cuenta, que el tenis también es un producto que se vende bien en la prensa escrita y en la televisión. ¿Qué no le gusta el tenis? Pues cambie de canal y podrá ver la Tour de France, ¿tampoco le apetece el ciclismo? Tendrá entonces que esperar un par de días para presenciar en vivo y en directo a las mejores economías europeas endeudadas hasta la Gueule, competir entre sí por el máximo galardón en el campeonato europeo de fútbol. ¿Qué tampoco le gusta el balompié? Pues, le ofrezco los juegos olímpicos de verano en Londres ¿Qué no le gusta el deporte ni el circo romano moderno? ¿Acaso es Usted un luchador social y lo que quiere es el cambio radical de las condiciones de vida? Pues bien, si es así, le comunicamos por esta vía que lamentablemente la revolución social europea y el cuerpo político-diplomático en general, estarán sentados en primera fila en sus butacas acolchonadas o frente a la tele durante todas las vacaciones estivales comiendo croquetas y patatas fritas con salsa de tomate o mahonesa.
Pero mientras los gladiadores modernos nos asombran con sus técnicas refinadas, sus fuertes músculos bronceados y su entrega por los colores patrios, el recién elegido Presidente francés, Monsieur François Hollande, así como si nada, anuncia públicamente que no descarta una intervención militar en Siria. En circunstancias de crisis económica donde lo más cuerdo y oportuno sería la creación de puestos de trabajo, tal como lo prometió en la campaña electoral, para que los franceses tengan algo más que comer y no sigan perdiendo sus derechos civiles y laborales. Las raclettes y el ratatouille son dos platos culinarios típicos que han sobrepasado las fronteras galas y helvéticas. Ambos son fáciles de preparar, cuyos ingredientes, tanto el queso de las raclettes, como la berenjena, zucchini, zanahoria, pimientos y tomates del ratatouille son fáciles de conseguir en la basura. Ya no es nada extraño encontrar, hoy en día, en el pleno centro de las grandes urbes del sur de Europa, gente común y corriente—estudiantes, cesantes— hurgando en los cubos de deshechos comestibles, para luego preparar en ollas comunes, la sopa de verduras del día o un sabroso ratatouille catalán, serio rival del famoso cocido madrileño.

El presidente francés la tiene mucho más difícil, pues para satisfacer su apetito militarista en Siria, las croquetas, raquetas y raclettes no le serán suficientes, así como a Sarkozy en Libia, puesto que lo que necesitará son más RECLUTAS y éstos no se alimentarán solamente con ratatouille y Couscous . Ojalá recapacite Monsieur François Hollande y desista de sus planes indigestos, pues de lo contrario, la opinión pública mundial lo enviará a freír espárragos y aunque los acompañe con una sabrosa Sauce Hollandaise le pueden saber amargos como la hiel. 


Roberto Herrera       07.06.2012